21 noviembre 2006

De vuelta al tajo

Curioso el viaje de vuelta, curioso y cansado. En el aeropuerto me dejó Ruben con su Ford Bakala color rojo, acompañado en el asiento de atrás por txingurri, Javi Palou y Sonia (¿con un vaso de pinta en la mano???)
Después de coger el billete me decidí a pasar por el control de equipaje (Notese que yo llevaba una mochila de mano con productos de la tierra), donde me pidieron amablemente abrir mi mochila para la confiscación y destrucción por motivos de seguridad aerea de un bote de leche condensada y dos latas de aceitunas, una rellena de pimientos y otra de aceitunas negras sin hueso. Las anchoas me las dejaron pasar.
El avión salío tal cual, un acelerón y para arriba. Por suerte no esta nublado y se veía bien Francia y Belgica, que se distingue porque tiene la mayoría de sus carreteras iluminadas. Yo se de lo que me hablo. Aterrizamos en Schipol a la hora prevista, pero una cosa es aterrizar y otra entrar en el aeropuertos, porque anduvimos por las pistas como 20 minutos. Los 20 minutos que yo llevaba de margen para coger el último tren a Eindhoven.
"¡Mierda!, perdí el tren por seis minutos." Pensé.
"Is there any chance to reach Eindhoven tonight?" Pregunté a la taquillera del tren.
"No" Respondió ella friamente.
"Shit!" Pensé para mis adentros. "At what time is the earliest train to Eindhoven?" Volví a inquirir resignado.
"At ten past four." Dijo ella. "Stoptrain with changing in Utrecht."
Me despedí y resignado fuí a buscar un lugar para dormir unas horillas antes de coger el tren. Por volar siempre con compañías baratas he tenido que dormir bastantes veces en aeropuertos; en el de Glasgow tenía marcado un asiento con mi olor. Pero el de Schipol es el peor que he visto, tanto museo y tanta mierda y luego no hay un lugar donde quedarse tirado. Supongo que como medida de ahorro de energía en el aeropuerto de Amsterdam no hay calefacción por las noches, y ayer hizo un frio del carajo. Eso si, hay una especie de columna del que van saliendo como mensajes de autoayuda tipo "Piensa más rápido que tu enemigo" y cosas así, cuanto menos curioso. Tampoco hay butacones de estos para dormir y las bancos de sillas que hay tienen todos reposabrazos con lo que se hace posible dormir ahí. En fín que ya que cene poco y hacía tiempo me fuí a un Burger King que estaba abierto toda la noche. Me jalé un menú whoper y me quede dormido un poquitín sobre la mesa.
A la hora señalada cogí el tren. Siestecilla hasta Utrecht. Allí media hora entre tren y tren, y en Utrecht si que hacía frio. Después otra siestecilla hasta Eindhoven mientras parabamos en todos los pueblos entre medio. Y por fin, a las siete menos diez, llegamos a mi nuevo pueblo: Eindhoven. Cogí la bici y pedalear, con el frio, el sueño y una mochila llena de productos castellanos, hasta casa.
Allí me dí cuenta de que la agenda donde me apunto cuando trabajo cada semana (mañana: 9:30 o tarde: 11:30) se había quedado en Alcalá, por lo que no sabía a que hora tenía que comenzar el curro y si me daba tiemp a dormir algo. Ante la duda... Tres horitas de siesta y otra vez al tajo (No el río, que si no iría con mayuscula). Tras ocho horas de no enterarme de nada, volvía a casa, con un alto en el camino para jalarme un Wok. Y antes de las 11 en la camita.
Hoy la vida vuelva a la normalidad.

3 comentarios:

Canichu, el espía del bar dijo...

las aceitunas las rellena el diablo, sin embargo las anchoas están en especie de extinción, de ahí las medidas de seguridad ddel aeropuerto, ego dixit.

Mister Gutiérrez dijo...

Si eres capaz de hacer explotar leche condensada te invito a cerveza durante toda tu vida.

Canichu, el espía del bar dijo...

lo intentaré con ahínco. Un saludaco.