25 mayo 2008

Mi primer aviso de tornado (en serio)

En las escuelas norteamericanas es normal hacer "drills", simulacros, ya sean de fuego, de bomba, de tornado e incluso de intruso hostil. Les gusta estar preparados para lo que puede venir. Aunque digo yo, ¿no sería mejor construir de ladrillo en vez de madera o prohibir la venta de armas? Extraño paradigma, prepararse en vez de prevenir.



En fín, que estaba yo tan campante viendo los San Antonio Spurs contra Los Angeles Lakers, cuando han interrumpido la programación para avisar de una tormenta fuerte, que incluso podía originar tornados. La voz en off sobre pantalla recomendaba apartarse de cualquier ventana e ir a la parte inferior de la casa. Como sea, un rato después empezaba a sonar una alarma por toda Clarinda, tipo bombardeo durante la II Guerra Mundia, la cual avisaba que la tormenta ya estaba aquí.

Al final hemos sobrevivido, de hecho sólo ha sido un ratín, pero ha sido espectacular. Y es que de eso si que saben los americanos, de hacer todo espectacular.

Por cierto, llevo desde el viernes de VACACIONES. Vuelvo al curro el 15 de Agosto.

5 comentarios:

EL CHICO GRIS dijo...

Joder, que chungo.

¿Cuándo vienes para Spain?

Deschampsia antarctica dijo...

Jolin que miedo.

Felices vacaciones.

Vuelve a la patria que aquí como mucho te vuelcan el litro de calimocho encima o te empujan los viejos para llegar antes que tu a los canapés y la paella durante los festejos del pueblo.



Un abrazo

Anónimo dijo...

Yesus, vaya susto! Yo ya me voy de viaje, esperemos que no nos pase nada de eso por ahi!!! Buen verano, parejilla y media!

Canichu, el espía del bar dijo...

y sales a graar eres un temerario

Anónimo dijo...

Yo vivi alla una temporada por Nebraska y la verdad que la primera vez impresiona, pero luego ya te acostumbras y sabes que afortunadamente tienes pocas posibilidades de que te de (de hecho el 99 por ciento de los tornados son pequeños y solo duran unos minutos). Pero ahora vivo en el Golfo y aqui estamos a merced de los huracanes, y muchas veces los peores no son los gordos sino las tormentas que no llegan a huracan, porque no se mueven e inundan todo).