04 enero 2009

San Francisco

Todos habéis oido hablar de San Francisco, ciudad universalmente conocida por ser escenario de la serie "Padres forzosos", trampolín a la fama de las gemelas Olsen y de Candace Cameron, una de las mejores actrices de nuestro tiempo, hermana del telepredicador y antaño idolo adolescente Kirk Cameron.


En principio San Francisco me pareció la caña, una ciudad llena de multitud de diferentes barrios que se pueden recorrer caminando placidamente. Pero bien pensado no deja de ser parecida a cualquier gran ciudad europea sólo que con tranvías viejos y un puente enorme. Aún así es curioso ver en este país una ciudad llena de bicicletas, sin McDonalds en cada esquina, gente protestando contra la invasión de Gaza, etc... La crónica:

Llegamos a San Francisco después de hacer escala en Las Vegas. En el camino pasamos por encima de las montañas rocosas y el Gran Cañon del Colorado, que desde el aire tenía una pinta impresionante. Ya en el aeropuerto uno se puede echar unas partiditas al vicio y hay anuncios de lo que ofrece la ciudad.

Para el hotel volvimos a confiar en Priceline. ¡Qué gran invento!. Nos tocó un hotel viejuno, otrora lujoso, al lado de Union Square, la zona de tiendas de San Francisco que además permite un fácil acceso a pie y en transporte público al resto de la ciudad.

Al día siguiente visitamos Chinatown, un poco al norte de Union Square por Grant street una puerta nos señala la entrada a este barrio, que es enorme y está lleno de chinos. Hay tiendas de todo: ropa, comida, restaurantes, etc... todo escrito en perfecto chino mandarín. Así no me extraña que haya chinos que están 20 años en EEUU y no aprenden el idioma, no lo necesitan. En fín, entrar en el Chinatown de San Francisco es como transportarse a Pekin.

Siguiendo al norte por Grant street se llega a North Beach, el barrio italiano, que está señalizado con la bandera italiana pintada en todas las farolas y semaforos. Todo lleno de restaurantes con terrazas y pastelerías.

De ahí giramos a la izquierd a Telegraph Hill, una colina bastante alta desde donde se domina toda la ciudad y la bahía de San Francisco. Desde allí avistamos por primera vez Alcatraz y el Golden Gate. Después de las fotos de rigor nos dirigimos a Lombard street, la calle típica de la postal de San Francisco, una gran cuesta con bajada en zigzag y que estaba atiborrada de turistas (como nosotros) echando fotos. Seguimos hasta el puerto, la zona de Fishermans Wharf, que también estaba atestado de turistas. En el puerto destaca el Pier 39, curiosamente donde menos turistas. Allí comimos pez espada a la parrilla (gran manjar si vives en Iowa) en The Pier Market, un restaurante asequible y de buena calidad.

De vuelta a la ciudad, aprovechando que Sergio, un sevillano de Kansas, también estaba por ahí y que mi mujer es muy permisiva, y me fuí a tomar cervecillas con él. Llegamos a Green street, una zona de bares en north Beach, y nos apalancamos en el Columbus, donde más gente y variedad de cervezas.

Al día siguiente visita a Japantown, más discreto en tamaño, pero igualmente sorprendente, librerías japonesas, cines, restaurantes, tiendas de discos, de comics y figuras de anime, etc... Allí cayó un Domo Kun para Paula, y sushi en un restaurante de estos con platos en barcas que giran alrededor del cocinero y que vas cogiendo si te apetece cuando pasan frente a tí. También pasamos por Cow Hollow, un barrio de tiendas y cafés sin más, y el Civic Center, el centro administrativo de la ciudad donde políticos y gente encorbatada se mezcla con ordas de mendigos y vagabundos. País de contrastes estos Estados Unidos. Y así sin más volvímos a Union square para cenar en un italiano y esperar el año nuevo. Desgraciadamente en Union Square no había más que borrachos de las fiestas de los hoteles y los fuegos eran en el Golden Gate, demasiado alejado del centro de san Francisco para verlos. Una pena. De todas maneras en Youtube hay videos de los fuegos artificiales de año nuevo en San Francisco.

Al día siguiente nos alquilamos un coche y nos fuímos a los barrios que nos faltaban ver y que estaban lejos del centro. Primero foto en el Golden Gate, que impresiona en persona. Después Castro, donde una bandera multicolor enorme te da la bienvenida al barrio gay, en sí no son más que cuatro manzanas, pero atiborradas de cafés, tiendas de ropa, un cine, etc... Después de comer, fuímos hasta la costa oeste a ver la puesta de sol en el Pacífico. Romantico que es uno. Y así sin más, aprovechando que estamos en la civilización y que hay rebajas, a comprar, cenar y dormir para coger el avión de vuelta.

Mañana, a las siete de la mañana, sonará el despertador.

PD: Tenéis más fotos en mi album de Picasa.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

¡Qué envidia me das! Ya me habría gustado a mi pasar las vacaciones en San Francisco.
¿Cuál será vuestra próxima destinación?¿Ya tenéis algo pensado?

EL CHICO GRIS dijo...

Sólo puedo decir que la envidia me corroe. Frisco... ains...

Canichu, el espía del bar dijo...

¿queda algo del hippismo?