Pues julio no ha dado para mucho, entre la falta de coche, la oferta cultural avilesina y la incertidumbre sobre nuestro futuro, nuestras tardes se limitan a paseo, parque, pipas y escuchar algo de música celta.
Al final salieron las listas de los aceptados para las secciones bilingües en Europa Central, desgraciadamente para mí no he sido seleccionado. Nuestro plan A se fue al garete, así que habrá que pasar al plan B: buscar curro de lo que sea en el Reino Unido o el Benelux. Bueno, todavía queda una ínfima posibilidad de trabajar de profesor el año que viene, una solicitud que mandé a un college cerca de Manchester, pero a estas alturas no soy muy optimista.
De momento y para no tirar de los ahorros de EEUU, he empezado a hacer horas en la cafetería que está debajo de casa, lo que me ha supuesto una involución de diez años en mi carrera profesional, incluido salario. Podía haber sido peor, regresar doce años y volver a repartir pizzas montado en una vespino. El tema es que así no tiramos de los ahorros de EEUU y puedo esperar a empezar a postular a trabajos hasta que nazca Darío, al que se le espera con brazos abiertos el 17 de este mes. Lo que se hace por los hijos.
Y ya que hablo de hijos... muchos sabéis que Paula volvió de EEUU asalvajada. Volver a la civilización fue un shock para ella, tipo niño salvaje de Aveyron. Así que hemos decidido hacer lo que haría cualquier buen padre español, mandarla a la guardería y que la eduquen otros. Delegar, que se llama. Va sólo dos horas al día, así empieza a acostumbrarse a estar con otros niño y no con nosotros 24/7.
Pues nada más, que sepáis que aquí seguimos y no nos moveremos hasta final de mes, así que si queréis pasaros os invitamos a una sidra.
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