Y la tercera nevada del año fue la buena, la gorda. El sábado amaneció lloviendo, al mediodía cambio a nieve y así continuó durante todo el día. Del apartemento ni movernos, sólo para ir a la lavandería, en el sótano, y explorar las otras plantas del edificio.
Pero el domingo ya había que salir, así que guarnecimos a los niños con su ropa de invierno (gracias Loles y Maria por los guantes y las botas, que son la caña) y a la nieve. Ya os podéis imaginar a Darío al experimentar con la nieve por primera vez en su vida. Por si acaso ya os pongo una foto para orientaros.
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