Nochebuena y navidad

Lo siento por no escribir ninguna felicitación de Navidad pero de pequeño, al llegar estas fechas, mi madre hacía que le escribiera las tarjetas navideñas, que no se limitaban solo a la familia cercana sino que eran decenas y decenas a cualquier persona conocida por mi madre. Esta costumbre producía en mí tanto hastío como el cocido de garbanzos y las portadas del Marca con el Real Madrid y Raúl. De esta manera llegué a aborrecer el envio de estas felicitaciones. Lo cual no quiere decir que no me alegre al recibirlas.


Por lo demás yo no le veo tanto rollo a la navidad: decimos "Feliz navidad" en vez de "Hola" y "Adios", nos hinchamos a comer con cualquier grupo social al que pertenezcamos y nos sentimos moralmente obligados a comprar regalos que podríamos comprar bastante más baratos con sólo esperar unos días.

Sin embargo a mi la navidad me gusta, en España porque al menos era una excusa para quedar con los amigos y con la familia, y aquí en EEUU (y allí entonces) porque tengo vacaciones.



La nochebuena, la familia Gutiérrez Martínez, la pasó en casa poniéndose morados a mejillones. Una semana antes me acerqué al supermercado del pueblo y les pedí un par de kilos de mejillones para hacerlos en navidad y así acompañar al alvariño que me había traído en octubre. Misero de mí no me acordé que en los EEUU todo se hace a lo grande, y el par de kilos de mejillones se conviertieron en 7 y medio. Así que durante unos días nos estuvimos poniendo finos a mejillones: en vinagreta, a la belga, tigres (que por cierto es un curro hacerlos), con salsa de tomate, etc...

La nochevieja la pasaremos en San Francisco y ya os contaré que tal la semana que viene.