Estoy malito

Qué pena da estar malito, más si cabe, si se está malito durante el fin de semana. Y encima por partida doble: tengo la garganta en Teruel, por los mocos que se me acumulan y por tener que dar voces a los hijos de los agricultores. Y por otro lado tengo la espalda, que me duele desde hace casi dos semanas. Aún así no podía estar dos fines de semana seguidos en Clarinda y decidimos irnos a Omaha a pasar la tarde del sábado.

Así, en un restaurante, sin comerlo ni beberlo, nos encontramos con un par de profesores visitantes, uno de Omaha y otro de Kansas City, que ya está asentado aquí (con churumbel de camino) y que se gana un extrasueldo de DJ los fines de semana. Resulta que este finde pinchaba en Omaha y allí fuímos a donde pinchaba, un local bastante chulo, no uno de esos antros a los que va Dani, sino uno de estos clubs chics al estilo Chueca o Social de Glasgow, y allí conocímos a un par de profesores de literatura española de la universidad de Omaha que vivían justo encima. Y de este modo, por unas horas, nos estuvimos socializando como si estuvieramos en cualquier bar de Chueca o Glasgow. Lamentablemente no estaba yo como para muchas fiestas.


Por cierto, comentaros el invento de la foto de la derecha, un "mepuedesguardarunamesa". Consiste en una alarma que te dan en el restaurante al que fuímos cuando todas las mesas están ocupadas y que empieza a sonar cuando tu mesa está lista, de esta manera se evitan tener la gente dando el coñazo en la puerta del restaurante o tener que ir a buscar al cliente cuando su mesa está lista. Parece una tontería, pero unos cuantos de estos me hubieran gustado cuando estaba en el Hemispherio, seguro que hubieran hecho mi vida mucho más fácil.

Pues nada, un beso.