Crisol de culturas y encrucijada de caminos. Aventuras y meditaciones en el Medio Oeste.
02 diciembre 2007
Chicago
Chicago, la "segunda ciudad", es una ciudad que tiene todo lo que debe tener una ciudad americana: un centro lleno de rascacielos y un metro elevado, una periferia llena de tiendas chinas y edificios de tres plantas y unos suburbios llenos de casas con su jardín y su garaje.
Día 1, día de acción de gracias: Viaje de Clarinda a Chicago, ya que la noche anterior ha nevado a cascoporro decidimos hacerlo despacito y con buena letra; ya que son siete horas de viaje vamos sin prisa pero sin pausa. Resultado: llegamos a Chicago tarde donde nos encontramos con otros profesores visitantes de Iowa que habían llegado antes, vamos a cenar al centro donde todo estaba cerrado; hay dos alternativas, ir a Chinatown que no celebran acción de gracias o ir al centro, centro en la busqueda de algo abierto. Vamos al centro y en el único lugar donde podemos cenar es en un McDonalds espacial.
Día 2: Visita a la "Art institute of Chicago"; el museo más importante de Chicago, donde se pueden encontrar desde vasijas griegas a cuadros de Picasso o Dalí. Y de paso vueltecita por el parque del milenio, coronada por la "gran judía" a la que guardan pleitesía los habitantes de Chicago:
Chicago es la capital del Blues, incluso hay un museo dedicado a los Blues Brothers, por tanto es obligatoria una visita a algún local de Blues. Nosotros nos decidimos por el "Blue Chicago".
Día 3: Paseo más amplío por el centro de Chicago y ascensión a los cielos. Aprovechando el crepúsculo visitamos el "Hancock Centre", ese edificio grande de la derecha que se ve en la foto de abajo, es un poco más pequeño que las torres Sears, pero con menos colas y medidas de seguridad. Allí, en el piso 96, existe un bar, caro eso sí, donde te puedes tomar algo viendo el paisaje.
Y para terminar bocadillo de ternera italiana, que aquí es como típico y cena en Chinatown.
Día 4: Vuelta a Clarinda, otras siete horitas de coche, aunque esta vez sin nieve. Aprovechamos para parar en el Iowa 80 (Motorway I-80), el bar de camioneros más grande del mundo, aunque esto no me lo termino de creer.
Por lo demás la vida sigue: esta semana he comenzado a jugar al fútbol sala con los alumnos, aunque alguno que otro profesor ve esto como una amenaza para los deportes tradicionales. También comentaros que llevamos una semana bajo cero, y por lo visto esto es lo normal hasta febrero. Y nada más, hasta la siguiente epístola.
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3 comentarios:
Chicago... que envidia, cabroncete!
digo lo mismo, ¡Qué envidia! has visto chicago, que pedazo mamón.
Voy a ser original...que cabron un concierto de blues en Chicago.
Me ha gustado el post...abrazos y sopitas calientes
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